Júpiter, el gigante del sistema solar, es uno de los objetos más impresionantes y fáciles de observar con un telescopio óptico. Visible incluso con telescopios pequeños, Júpiter revela sus bandas de nubes distintivas y la Gran Mancha Roja, una tormenta anticiclónica gigantesca que ha estado activa durante al menos 400 años. Desde un observatorio óptico, se pueden observar sus lunas más grandes, los satélites galileanos: Ío, Europa, Ganímedes y Calisto, orbitando el planeta. Estos cuerpos celestes ofrecen un fascinante espectáculo y proporcionan pistas sobre la dinámica y la estructura del sistema joviano.
Acercamiento de Juno durante su Perijove 48 el 22 de enero de 2023
Paisaje y Geología de Júpiter
Los fuertes vientos del planeta crean numerosas tormentas en remolino visibles cerca de la parte superior de su atmósfera. Se visualiza el hemisferio norte de Júpiter alrededor de la región conocida como Jet N7
A diferencia de los planetas terrestres, Júpiter no tiene una superficie sólida. Su «paisaje» está compuesto por capas de nubes coloridas que forman bandas y zonas debido a su rápida rotación y la dinámica atmosférica. Las nubes de Júpiter están compuestas principalmente de hidrógeno y helio, con trazas de amoníaco, metano y agua. La Gran Mancha Roja es una de las características más notables y ha sido objeto de estudio debido a su longevidad y su comportamiento dinámico. Debajo de la atmósfera visible, Júpiter alberga un océano de hidrógeno metálico y, posiblemente, un núcleo rocoso, aunque su estructura interna sigue siendo objeto de investigación activa.
Misiones Espaciales a Júpiter
Ilustración de la nave Juno sobre la gran mancha roja de Júpiter, la sonda fue enviada el 5 de agosto del 2011 y se encuentra activa y funcional, aunque dada la radiación algunos instrumentos han presentado deterioro. Se espera que termine su misión a finales del 2025.
La exploración de Júpiter ha sido llevada a cabo por varias misiones espaciales, comenzando con las sondas Pioneer 10 y 11 en la década de 1970. Estas misiones proporcionaron las primeras imágenes cercanas y datos sobre el campo magnético y las lunas del planeta. Las misiones Voyager 1 y 2, lanzadas en 1977, ampliaron significativamente nuestro conocimiento sobre Júpiter, descubriendo su sistema de anillos y revelando detalles sorprendentes sobre sus lunas. La misión Galileo, que orbitó Júpiter de 1995 a 2003, estudió de cerca su atmósfera, magnetosfera y lunas, haciendo descubrimientos clave, como la evidencia de un océano subterráneo en Europa. Más recientemente, la misión Juno, lanzada en 2011, ha estado investigando la composición y dinámica interna de Júpiter, proporcionando nuevos conocimientos sobre su formación y estructura.
Hallazgos Científicos en Júpiter
Las misiones a Júpiter han revelado descubrimientos fascinantes sobre este gigante gaseoso. La misión Galileo descubrió que Europa, una de las lunas de Júpiter, probablemente tiene un océano subsuperficial, lo que la convierte en un candidato principal en la búsqueda de vida extraterrestre. Ío, otra de sus lunas, es el cuerpo volcanicamente más activo del sistema solar, con cientos de volcanes en erupción continua. La misión Juno ha proporcionado datos detallados sobre el campo magnético de Júpiter, revelando que es mucho más complejo de lo que se pensaba. También ha investigado la estructura interna del planeta, sugiriendo que el núcleo de Júpiter puede ser difuso o diluido, una característica que desafía las teorías tradicionales de la formación planetaria.
Estas montañas parecen estar en proceso de derrumbamiento. Enormes deslizamientos de tierra han dejado montones de escombros en las bases de las montañas. Las crestas que se extienden paralelas a sus márgenes también son indicativas de material que se mueve por las laderas debido a la gravedad.
Imagen capturada por Galileo durante su paso cercano por la luna Ío de Júpiter el 25 de noviembre de 1999
Europa
Europa tomó particular importancia durante estos días debido al lanzamiento de la misión Europa Clipper, ya que sus instrumentos buscarán determinar la existencia de vida en el océano que se ubica bajo la superficie de hielo. Entre las características más intrigantes de Europa, además de su océano oculto, están sus grietas rojizas en la superficie. Estas fracturas y crestas se cree que son el resultado del movimiento y fracturación de la corteza helada, probablemente causada por fuerzas de marea ejercidas por Júpiter. También se han detectado géiseres que expulsan agua y vapor, lo que sugiere que este océano puede estar en contacto con el fondo rocoso, una condición favorable para procesos químicos que podrían sustentar vida. El color rojizo de las grietas es atribuido a la presencia de sales y otros compuestos químicos que han emergido desde el océano subterráneo, y que, al oxidarse, adquieren esas tonalidades distintivas.
Diálogos cósmicos: descripción de las obras
Júpiter es el planeta de mayor tamaño del sistema solar, a pesar de no estar tan cerca del sol su radiación es alta debido a los procesos internos del propio planeta, se estima que no tiene una superficie sólida y está cubierto de fuertes tormentas que contienen químicos fuertes y van a velocidades muy altas.
La obra expuesta en Diálogos Cósmico realizado por Yohana realizada con una técnica de dibujo y edición digital, es una propuesta inspirada en la posibilidad de poder crear naves que nos permitan sobrevivir y sobrellevar las fuertes tormentas. Sin duda un gran desafío para la humanidad y nuestra creatividad en crear tecnología de alto nivel.
Priscilla nos muestra una versión minimalista de Júpiter en acuarela donde su turbulencia es la característica principal.
Kamilla presenta en su obra en acrílico una vista impresionante de Europa, con los géiseres que emanan desde sus fracturas rojizas en el hielo, tono producido por la oxidación de sales y compuestos químicos en contacto con la superficie. Júpiter aparece en el fondo, reforzando la majestuosidad del entorno. Las fracturas heladas, representadas con un contraste vibrante de azules y rojos exacerbados, revelan la brutalidad del clima de Europa, mientras los géiseres reflejan el océano subsuperficial, que invita a pensar en la posibilidad de vida bajo su superficie.